La alfabetización informacional (en inglés, information literacy) consiste en adquirir la capacidad de una persona para saber cuándo y por qué necesita información, dónde encontrarla, y cómo evaluarla, utilizarla y comunicarla de manera ética.
Terminología
La expresión “alfabetización informacional” es la traducción más habitual de “information literacy”, que se ha extendido por su presencia y utilización en la red Internet y su uso en publicaciones especializadas y en monografías como la de Gómez-Hernández Estrategias y modelos para enseñar a usar la información, aunque también están extendidas las denominaciones «alfabetización en información», «desarrollo de habilidades informativas», DHI, o «competencias informacionales».
La alfabetización informacional implica que se produce un reflujo de
los saberes distribuidos cerebralmente, tal como afirma Josefa Sabor en
su tan citado Manual de Fuentes de Información del año 1983. La
alfabetización de la información es un tema que ha venido generando
discusiones en la literatura científica, porque se ha generado como una
nueva necesidad del aprendizaje.
Alfabetización informacional en bibliotecas
la alfabetización informacional no se limita a preparar al usuario para
usar una institución o sus servicios, ni pretende que éste se adapte a
unos criterios técnicos u organizativos, ni se queda meramente en la
instrucción bibliográfica, en las habilidades de búsqueda y localización
de la información. La alfabetización informacional aspira a incluir
competencias no trabajadas usualmente en la formación de usuarios:
evaluación de los recursos, comprensión, utilización y comunicación de
la información. Es decir, para usar la información en la toma de
decisiones o generar conocimiento hay que entrar en habilidades
cognitivas, e incluso en aspectos éticos.
La alfabetización informacional se relaciona, en última instancia, con
los enfoques constructivistas del aprendizaje, el fomento de la
autonomía del individuo y el desarrollo de su capacidad crítica en una
sociedad compleja, necesitada de implicación y participación
democrática. Para ello las bibliotecas diseñan y organizan Servicios de alfabetización informacional,
que pueden incluir cursos presenciales y on-line, tutoriales, sesiones
informativas, guías o manuales de uso de recursos documentales
(catálogos, buscadores o bases de datos, etc.), para facilitar el que
los usuarios adquieran esta capacidad.
Diferencia entre alfabetización informacional y formación de usuarios
La alfabetización informacional va más allá de los cursos de
informática, el acceso a Internet, o de las actividades de animación a
la lectura. García Gómez y Díaz Grau (2007) son tres las diferencias
entre la formación de usuarios y la alfabetización informacional:
1. La planificación: Mientras la formación de usuarios en las
bibliotecas se limita a enseñar espacios y las normas de funcionamiento y
de préstamo, explicar cómo realizar la búsqueda de libros... una buena
práctica ALFIN debe de considerar las necesidades específicas de los
usuarios y sus características para poder establecer unos objetivos de
aprendizaje y ofrecer actividades diversas diferenciadas para cada
publico objetivo. El proceso termina, además, con la evaluación de
resultados para conocer tanto el progreso de los usuarios como para
valorar la eficacia de la práctica.
2. La finalidad del proceso: Gracias a la alfabetización
informacional el usuario se convierte en un individuo independiente y
autónomo para gestionar problemas de información.
3. Desarrollar habilidades cognitivas: Al contrario que en la
formación de usuarios, en la alfabetización el usuario llega a
planificar y supervisar su trabajo intelectual, consigue mejorar la
comprensión de textos y fomentar un pensamiento crítico y creativo.
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